todo el bridge en español
Birjano Fullérez era un crupier famoso de Las Vegas. Se jactaba de conocer los juegos de azar de todos los países del mundo; no solamente los juegos conocidos -póquer o black jack- sino también otros tan antiguos como el tute, la brisca, el julepe, tresillo, whist o mus; tan exóticos como el mah-jong, el chemin-de-fer o el ecarté; o tan clásicos como el bridge, el 30 y 40, el backgammon, la canasta uruguaya, el punto y banca, el faraón y el bacará. Tahúres de todo el mundo lo buscaban para desafiarlo, y le proponían los juegos más extraños que es dable imaginar. A más de conocerlos todos Fullérez los jugaba con magistral habilidad, y acababa por vencer siempre a sus contrarios. Cierto día se le presentó un paisanito mexicano llamado Pancho el Garitero, y lo retó también. "¿Cuál es su juego?" -le preguntó Birjano. Respondió Pancho: "Es el currinchunfláis con baraja americana". Jamás había oído el gran crupier el nombre de ese juego, pero ningún gesto alteró el hieratismo de su rostro de tallador profesional. "Muy bien -dijo a Pancho al tiempo que le entregaba el mazo de cartas, para mejor disimular-. Usted reparte". Pancho barajó los naipes; le dio cinco cartas a su adversario y se dio cinco él. Mira Pancho sus cartas y de inmediato exclama con triunfal acento: "¡Currinchunfláis!", y toma las fichas que Birjano había apostado. Le toca a Fullérez repartir, y a fin de no dar a conocer su ignorancia en aquel juego hizo lo mismo que el mexicano: le dio cinco cartas y tomó otras cinco para sí. Revisa Pancho su juego; prorrumpe otra vez con alegría: "¡Currinchunfláis!", y vuelve a tomar las fichas de su rival. Birjano, recelando ser víctima de algún engaño, decide adelantarse al Garitero. Cuando Pancho le reparte sus cinco cartas las mira y exclama en son de triunfo: "¡Currinchunfláis!". Y alarga las manos para tomar las fichas. Revisa Pancho las cartas de Birjano y le dice mostrándole las suyas (sus cartas): "¡Momento! Par de doses mata currinchunfláis"... (Este chiste me lo contó hace 30 años Ricardo Mier Ayala, amigo de toda la vida, a quien desde aquí envío un saludo lleno de afecto y evocaciones gratas)... FIN. Fuente: Por Catón Publicado en El Siglo de Durango quiero ver
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